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"Los deseos de Siete": III. El final puede ser otro comienzo



    El reloj comenzaba a dar las tres de la madrugada y aquel hombre no podía parar de escribir. Un tacho a su lado estaba rebalsado de papeles llenos de poemas inacabados e intentos de alguna poesía olvidada; su taza de café lo acompañaba mientras su gato dormía en una silla cercana ronroneando al compás de la lenta música que ambientaba la escena.

    El tenia que poder terminar aquel poema, sabía que podía, solo bastaba intentarlo un poco mas. Presentía que las palabras podrían fluir desde algún resquicio inhóspito de su alma, pero aun aquellas palabras que lo podían cambiar todo no llegaban. Recogió su cabello con almas manos y decidió tomar un pequeño descanso.

    Lanzándose con fuerza hacia su cama, noto que sonaba una fúnebre melodía. ¿Es Chopin? Se pregunto, mas el hecho de que aquella lúgubre melodía lo rodeara no lo molestaba en absoluto. En realidad, siempre le había gustado la música oscura, le llamaba la atención cuan profundo podían llegar a ser los sentimientos transmitidos a través de una lenta sonoridad que podía encender las mas grandes tristezas y miedos. Comenzó a guiarse por la melodía y, para su sorpresa, noto que la tarareaba inconscientemente. Los recuerdos se arremolinaban en él como una nube negra.

    ¿Cuándo caí en esto?  No sabía en absoluto. Habían veces en las que no se podía explicar las cosas que le sucedían. Podía recordar cuando pequeño, una sombra que aparecía en su habitación tarde en la noche. Siempre le había temido y lo peor comenzaba cuando aquella sombra lo obligaba a bailar con ella bajo el ritmo de alguna maléfica tonalidad. Muchas veces gritaba desesperado, hasta que su protectora abuela corría a abrazarlo para cuidarlo. La sombra de un momento a otro desapareció, más el recuerdo no.

    Ahora que lo pensaba bien, quizás parte de su fascinación por la música oscura podía partir de ahí. Era extraño, pero ¿Por qué no? Todas las personas somos solo un reflejo de lo que nos aconteció en el pasado, todo lo que percibimos influirá en nuestra forma de ser y configurara lo que somos. Siempre había pensado que esa primicia era muy verdadera y tenía en cuenta que parte de sus falencias partían exactamente de ahí.

    “Me gustaría volver en el tiempo y cambiar todo” pensó. Aunque meditándolo, cayó en cuenta que no podía cambiar lo que había pasado ni tampoco vivir en un supuesto. Más que nada, el lo que era, fue posible gracias a aquellos eventos. ¿Valdría la pena cambiarlos? ¿Mejoraría en algo mi situación actual poder evitar aquellas situaciones difíciles? Pues no, sinceramente no sería el mismo de ahora. Sería otro y quizás no la persona que yo quiero ser.

    Aún así, se dijo a si mismo, no puedo evitar recordarte. Se dio vuelta en la cama y sus lágrimas comenzaron a mojar la almohada. La imagen de la persona que más había amado en su vida aparecía en su mente. La luz envolvía aquella silueta espectral, aquel fantasma de un tiempo pasado en el cual, él había conocido cosas hermosas y tristes. Lloraba por eso y por la perdida de lo que jamás pudo tener. Odiaba ese fantasma que lo atormentaba aún, odiaba amarlo y por sobre todo, odiaba que apareciera.

    Una melodía de hermosos violines lo comenzó a sacar de su ensueño voluntario. El gato se levanto de la silla en donde dormía y mirándolo perezosamente se fue a recostar a su lado. Ese gato era su compañía desde hacía mucho tiempo. A veces era molestoso, pero le encantaba que estuviera con él. Acaricio la cabeza del felino, mientras este en ronroneos regaloneaba a su amo amasando su piel, clavándole las uñas.

     “Mi primer poema lo escribí a los catorce” remembraba con risa aquel episodio. Había escrito su primer poema, el cual hablaba de un amor imposible. Todos sus amigos habían leído aquellas estrofas y mirándolo sorprendidos lo felicitaban. Desde ese momento decidió que ese seria el camino para toda su vida. Los versos lo llenarían en todos los sentidos y las figuras retoricas del lenguaje podrían mostrarle al mundo todo lo que el sentía.

    Tenía que escribir y solo escribir. Saco al gato de su estomago y se paro a mirar por la ventana. El cielo resplandecía brillante ante la impune noche. Miro su cuaderno vacio y pensó que esto sería el fin de todo. No podía hacerlo, no podía escribir lo que era necesario para salvar su vida. El mismo era victima de su juego macabro, la propia trampa que el se había puesto. Ahora en este limbo el no podía salir.

    Sintió que le faltaba el aire y cayó al piso, donde la oscuridad lo rodeo. Sentía que agonizaba. Iba a morir, era lo mas cercano que el tenía y no podía hacer nada por evitarlo. Sus letras se habían vuelto en contra de él y no sabía como salvarse. Iba a entregarse por completo a esa oscuridad hasta que escucho algo raro.

    Abrió los ojos y vio un joven adolescente al frente de él. Vestía ropas veraniegas y a su lado una pequeña criatura vestida con trapos lo acompañaba. Miró a aquel extraño niño y se levanto. Se acerco hacia ellos, mas estos se alejaron de él. Los siguió por aquel lugar el cual no era su habitación. Era simplemente un lugar vacio en donde estaban aquellos dos personajes alejándose de él.

    Repentinamente una luz bajo del cielo y vio como una niña descendía de esa luz. La niña aplaudió y la luz lleno aquel lugar. Se encontraba en un edificio circular lleno de habitaciones y pilares extraños. La niña sonrió y corrió hacia el niño con la criatura en trapos. No entendía nada lo que sucedía. Estaba en algún tipo de mundo extraño, seguramente un sueño, más el no tenia la intención de despertar. Quería saber que sucedía ahí.

    Una extraña música comenzó a sonar. Miro a su alrededor y noto que un coro de fantasmas y una orquesta de ninfas tocaban dulces melodías. Una pareja bailaba al medio del lugar circular donde estaban. Era un hombre y una mujer, quienes danzaban al ritmo de aquellas melodías y sus caras reflejaban un amor que parecía verdaderamente de películas. Sintió un poco de envidia de aquella pareja, mas se quedo quieto observándolas. La música paro y todos los que estaban presentes miraron hacia atrás.

    En un gran trono una mujer los miraba. Ocupaba un gran vestido y un hermoso collar de perlas. En su cabeza una corona compuesta por planetas se movían sin resentimiento y su cara mostraba afecto. Todos los que estaban allí se inclinaron ante ella y apuntándolo le dijo con su mirada que avanzará. No podía sentir sus pies, pero se sentía casi flotando mientras llegaba hacia donde aquella extraña mujer.

    A casi 5 metros de llegar su trono, percibió que su escritorio estaba ahí. La mujer miro su rostro y capto su mensaje claramente. Era el momento de escribir lo que tanto anhelaba. Se sentó en su escritorio y vio como todos los personajes que habían ido apareciendo lo miraban fijamente. Tome su lápiz y antes de comenzar a escribir, miro por ultima vez.

    Desde el cielo pudo ver dos luces bajando. Mientras mas se acercaban al suelo sus formas se hacían más notorias. Eran dos niños, uno de cabellos negros y el otro rubio. Flotaban en el aire alegremente y con la delicadeza de una hoja descendieron. Lucían un tanto transparentes e incluso parecían inmateriales, en calidad a los otros que habían aparecido antes. El niño de pelo negro tomo al de pelo rubio por su rostro y lo beso. Le pareció muy extraño, eran muy niños para besarse, mas el niño rubio volteo su rostro a el y su dulce mirada lo invadió. Tomo su lápiz y sin importar si eso lo salvaría o no, procedió a escribir la última estrofa:

“…Y la mañana trajo un aliento dulce
Brillando el rocío bajo el sol,
Tomando en cuenta que todo lo he hecho
Solo para llegar a tu corazón”

Ilustración creada SOLO para esta historia, por la fabulosa  Arantxa ;)

FIN

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"Los deseos de Siete": II. La historia de Lulupapa


“No me gusta que llueva en mi cumpleaños” pensó Siete cuando miro por la ventana aquel día. Siempre tenía la mala suerte de que el día en que se conmemoraba su llegada al mundo, fuera solo de lluvia y tragedia. Se bajo de la cama y comenzó a buscar sus calcetines. Nunca le habían gustado los calcetines pares, así que tomo uno rojo y otro azul y sin pensarlo mucho se los coloco. Vistió su calzado y bajo a tomar desayuno.

Su madre lo esperaba con la misma cara de siempre, mientras le servía unas tostadas con una taza de chocolate con canela. Amaba tomar chocolate con canela, era el manjar más exquisito que alguna vez había probado. Las tostadas estaban justo al punto de lo crujiente, lo que le dio una gran satisfacción. Su madre le dio un beso en la frente y le deseo un feliz cumpleaños. Siete miro a su madre y casi pudo verse reflejado en sus ojos, esbozo una sonrisa y procedió a tomar su desayuno.

No odiaba a su madre, pero sí a veces no le parecían bien ciertas actitudes de ella. El sabia que su mamá jamás sería mala, pero si aseguraba que su madre no siempre velaría por su integridad. Se miro en el espejo que estaba en su recamara y noto la frialdad de su mirada. Sus ojos tenían aspecto de cansados, tristes y fatigados. Odiaba estar tan triste con solo diez años, pero eso era lo que tenía para él, nada más.

Se sentó cerca de la ventana y comenzó a observar el día. Cerca de su casa había un parque que le gustaba mucho. En ese preciso parque siempre se juntaba con su mejor amigo: Arian. Compartían muchas cosas juntos y no se imaginaba la vida sin él. Siempre en las tarde, iba a buscar a Arian para caminar, jugar, correr y rodar por el pasto en un espiral de sonrisas. Sentía que su vida valía la pena si Arian estaba con él.

Aunque Siete quería con todo su corazón a Arian, habían cosas que le decepcionaban a la vez. Sabia que Arian muchas veces salía con él casi por hacerle un favor y sobre todo, le dolía que el fuera tan frío en algunas situaciones puntuales. A pesar de todo, esa tarde vería a su amigo y el sería feliz.

A la tarde de ese día la lluvia paro y la reunión con Arian se concreto, como siempre, en el árbol de los dos. Siete iba emocionado, se preguntaba que regalo le traería Arian. Esperaba que esta vez no fuera solo una tarjeta, quería aunque sea un juguete tonto ya que el siempre a Arian le regalaba los juguetes que el quería en sus cumpleaños.

-¡Feliz Cumpleaños Siete!- dijo Arian cuando lo vio.

-Gracias- respondió esbozando una sonrisa tímida.

-Mira, te tengo esto…

Siete recibió en sus manos solo una tarjeta. La miro un tanto decepcionado y la guardo en su bolsillo. Le dio las gracias a su amigo por darle un regalo y camino con él por el parque.

-Ayer mi padre llego en la noche, escuche gritos en el comedor, pero no quise levantarme…- dijo Siete.

Arian lo miro con cara extrañada, pero no dijo nada. Siguieron caminando hasta llegar a unos columpios cercanos. Ambos amigos se sentaron en sus respectivos columpios y Siete prosiguió:

-A veces quisiera ser un pájaro y poder volar por los aires, irme muy lejos de mi casa.-

-Eres un loco Siete, son solo cosas, ya pasaran- dijo Arian.

El viento recorrió el lugar, invadiendo con un sentimiento de melancolía a Siete.

-Arian, ¿tu me quieres cierto?- pregunto este.

-Eres mi amigo Siete, por supuesto que te quiero- replico Arian.

-Nunca me dejes, por favor…- dijo mientras saltaba del columpio y abrazaba a Arian.

Arian abrazo a su amigo unos segundos y luego lo separo de él. A veces odiaba esas manifestaciones de amor o tristeza de Siete. Es mas, no le gustaba mucho salir o estar con él, pero tenía que cumplir, más que nada era su cumpleaños.

-¿Mañana nos veremos?- pregunto Siete.

-No sé, estaré ocupado- Respondió el niño.

-Quería verte…- reprocho el otro con un puchero.

Arian se levanto del columpio y miro a Siete. Ya esta aburrido de todo esto, lo sentía con toda su alma, pero era ahora o nunca…

-Siete, no quiero verte más-

Siete abrió los ojos y sintió que su garganta se apretó. Miro a Arian y juntando fuerzas pregunto:

-¿Por qué?

- No me gusta esto, no me siento bien siendo tu amigo. Tengo otro amigo con quien jugar y la paso mejor que contigo, lo siento Siete.

Arian miro a Siete por última vez y se alejo del lugar. Siete cayó de rodillas en el piso, mientras sus lágrimas recorrían su cara. ¿Por qué Arian lo dejaba? ¿Acaso no era un buen amigo? Tomo la tarjeta de Arian, la beso y se fue caminando hacia su casa dejando un rastrojo de lagrimas a su pasar.

***

Siete se sentía horrible. Había pasado los tres últimos meses encerrado en su habitación, de la cual salía solo para ir al colegio, comer e ir al baño. Algunas veces lloraba mirando por la ventana, mientras veía a otros niños jugar con sus amigos. El estaba tan solo. A nadie le gustaba juntarse con un niño tan extraño como él.
Esa noche decidió tomar un baño antes de acostarse. Le gustaba mirarse al espejo después de bañarse, creía que cada vez que uno se bañaba el cuerpo cambiaba un poco. Podía notar sus largos cabellos oscuros caer mas abajo de su cuello, sus ojos claros y su piel tan blanca como la leche. No todos los niños eran como él y le gustaba en cierta parte eso; ser distinto a los demás, no ser igual al común que veía todos los días. Sabía, ciertamente, que eso había conllevado de todas maneras a que estuviera tan solo.

A la mañana del otro día un día de sol despertó a Siete. Le había costado dormir aquella noche, había escuchado gritos en la noche. Como todos los días, se puso sus calcetines dispares y bajo a tomar desayuno. Su padre estaba sentado en la mesa junto a su madre. Sus rostros no eran de lo mejor, así que decidió tomar desayuno rápido y salir. No quería ver ni escuchar nada.

Decidió ir a los columpios donde siempre jugaba con Arian. Se sentó ahí y comenzó a darse vuelo. “Algún día, seré libre como el viento que toca mi cara cuando me balanceo” pensó Siete, sin darse cuenta que un niño que no conocía tomaba el columpio que estaba a su lado.

Paro de columpiarse y mirando al otro niño extrañado, este le dijo:

-¡Hola! ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Siete ¿y tú?- respondió.

-Me llamo Lulupapa, un gusto…- dijo el niño sonriendo.

-Tu nombre es gracioso – dijo sonriendo por lo bajo.

-Ahh el tuyo también lo es…- dijo Lulupapa riendo.

Se columpiaron toda esa tarde juntos. Mientras se balanceaban iban conversando y en ciertos momentos Siete miraba de reojo a Lulupapa. El era muy contrario a Siete, Lulupapa tenía el cabello corto, rubio y ojos cobrizos. Ambos niños estuvieron jugando toda esa tarde.

Aquella noche Siete se sintió muy feliz. Había encontrado un nuevo amigo y se sentía feliz. Lulupapa era muy extraño y por eso mismo sentía que eran muy parecidos el uno a el otro. Los días pasaron y ambos niños sin previo aviso o acuerdo se reunían en aquellos columpios. Jugaban todas las tardes y un día descubrieron que cada uno sabía lo que soñaba el otro. Muchas veces Siete sentía que Lulupapa llegaba a buscarlo mientras dormía, para ir a flotar por el mundo exterior.

Un día ambos cansados de jugar, decidieron recostarse en el pasto a mirar las nubes pasar.

-¿Aún los escuchas en las noches?-  pregunto Lulupapa.

-Sí, pero no tanto últimamente- contesto el niño.

-Siempre puedes contar conmigo Siete, yo te quiero mucho- dijo Lulupapa sonriendo.

Siete cerró los ojos y por un momento creyó sentir los labios de Lulupapa rozando los suyos. Al abrir los ojos noto que Lulupapa solo miraba el cielo mientras sonreía. Nunca había notado que Lulupapa lucía hermoso a luz del sol. Cruzo las manos en su pecho y miro al cielo; jamás se había sentido tan cómodo con otra persona en toda su vida.

Ilustración hecha SOLO para esta historia por la Fabulosa Arantxa ;)


Termina en "El final puede ser otro comienzo"

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"Los deseos de Siete": I. El Delirio de Siete


Hubo se la vez que yo en cavilaciones candentes
Proferí palabras a las emociones turgentes
Indague en el misterio de un pasado distante
Y pude encontrar una historia interesante

En seis nació el niño de la mirada triste
Como si lo hubieran alimentado con alpiste
Lejos de ser querido y amado
Merecía ser repudiado y odiado

Mas aconteció el día en que un triste Azahar
No pudo evitar el tiempo pasar
Todo cayo en un triste martirio
No quedando más que un simple delirio

¡Oh! ¡Vida ajustéis tus engranajes!
Que aun esta historia no se irá por el drenaje
Aun queda algo por contar
Mas el más correcto lo va a encontrar

Oh tú amor encarnecido
A quien esta misión os he proferido
Tan ardua tarea de poder encontrar
Lo que yo sé no podrás hallar

Amor, vida y muerte
Todo conjuga en la misma fluente
¿Puedes decirme como se entrelazan?
Y tal vez así verás como pasan

Antes de que la materia se termine agotando
Paso a proferir mi último canto
En donde acá un secreto encontrarás
Más yo sé que no lo sabrás

Si viajas a una tierra solitaria
Donde no queda más que malaria
Ahí mismo podrás presenciar
Una actuación muy especial

Entre espinos, arañas y serpientes
Se encuentra quien menos siente
Quien en una roca pretende escribir
Los versos que tiene desde abril

Y hubo se la vez que yo en cavilaciones candentes
Pude dar a todos sugerencias indulgentes
La esperanza queda aquí en un grillete
Y así termina el delirio de siete.


Ilustración creada SOLO para esta historia, por la fabulosa Arantxa ;)


      Continua en "La historia de Lulupapa"


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Los elementos del Círculo Invisible

     
    Hubo en un principio un total caos. El universo se alzaba completamente informe y sin ningún signo de poder llegar a un estado tangible. En tanto se comenzaba a vislumbrar todo ese desorden galáctico, ciertas energías comenzaron a arremolinarse en el centro del universo. La madre eterna Riri tomaba su cuerpo y abría los ojos.

    La madre eterna flotaba entre el espacio y tiempo. Ella no entendía absolutamente nada de lo que la rodeaba. En sus constantes cavilaciones, llego al sentido de que en ese completo caos ella podría dar un orden. Primero comenzó a darle forma aquel espacio en donde ella vagaba sin rumbo. Así surgieron las galaxias, planetas con sus soles y lunas y muchos de los elementos que componen el universo.

    Riri observaba asombrada su creación. Todo tenía un sentido mas justo y creía que era lo mejor que había hecho, sin embargo no podía evitar tener el sentimiento de que esto era un recuerdo antiguo. Mas, estando flotando en su galaxia favorita cayó en el sentimiento de que se encontraba sola. El universo era grande y ella era el único ser que podía pensar y tener vida, por lo que decidió hacer algo hermoso y único: crearía seres similares a ella, los cuales tendrían una vida y algunos pensamientos propios. Así ella los observaría desde el universo y no se sentiría tan sola.

    A pesar de los deseos de la madre eterna, estos no estaban saliendo como ella quería. Cuando ella había creado la mayoría de los planetas, había configurado los elementos característicos de estos sin pensar en que mas tarde habría de crear vida. La consecuencia de aquello, fue que sus ensayos de crear vida habían fallado por esto mismo. En el primer planeta que lo intento, el frio mato a las primeras criaturas. En los otros el calor o el viento los eliminaba o simplemente no estaban los recursos para que ellos vivieran.

    Riri con su experiencia en otros planetas decidió viajar hacia un planeta el cual no había configurado del todo. Este comprendía solo de tierra y agua, lo que le daba la ventaja de poder hacer cosas mejores. Al llegar a este, separo la tierra de las aguas e hizo que las tierras fueran fértiles para que dieran todo tipo de alimento a los nuevos seres. Luego, ato los vientos de manera que tuvieran un control al rondar e hizo que el fuego no existiera como estado, si no que se pudiera crear. Finalmente, le dio rotación al planeta para que el sol pudiera alumbrarlo en toda su plenitud y no quedaran zonas oscuras; por experiencia sabia que en la oscuridad no podría haber fertilidad. Satisfecha con su trabajo tomo uno de sus cabellos y lo lanzo al agua.

    Comenzó a pasar el tiempo y aquel cabello comenzó a dividirse y estas divisiones se dividieron aun más. La madre eterna no cometería uno de sus antiguos errores; dejaría que la vida fuera generándose y avanzando sola. Así, algunos llegarían a un estado avanzado, mientras los otros permanecerían en un estado menor aunque igual de importante. Rápidamente esos cabellos en el agua comenzaron a adaptar formas y algunos de ellos pudieron salir a la superficie en cuatro patas. El tiempo paso y tal como sucedió anteriormente, solo algunos pudieron levantarse en dos patas. Riri observaba orgullosa su creación y a veces los ayudaba en algunas cosas, como cuando hizo que un rayo cayera mostrándoles el nacimiento del fuego, lo cual mucho repitieron más tarde con piedras y madera.

    La madre eterna veía que sus queridos seres no avanzaban tanto como ella quería. Notaba como ellos vivían en un mismo hábitat junto a sus hermanos que tenían formas menos avanzadas, pero a veces no le gustaba como estos se alimentaba de sus hermanos menores. Aunque ella misma no aprobaba eso, no podía hacer nada ya que pensaba  que mas adelante ellos podría saber que la tierra estaba para su alimentación y no sus hermanos menores. Así, intentando ayudar a esa especie mas desarrollada, se metió en su ADN e hizo que estos pudieran ser más avanzados.

    Este ser que ella misma había configurado, rápidamente comenzó a avanzar. Se comenzaron armar clanes, grupos y más tarde civilizaciones. De la misma manera, estos comenzaron a generar guerras entre ellos y muchas veces surgieron unos tipos de creencias llamadas “religiones” la cual a veces generaban estas luchas. Riri se sentía un poco mareada con esto, no podía creer que veneraran a aquellas figuras, siendo que  ella no le interesaba eso, ni tampoco entendía como podían pelearse entre ellos. Encontraba inconcebible como ellos comenzaron a nombrar las cosas del mundo, como ocupaban algunos de los elementos que configuraban la tierra como armas, y sobre todo el despectivo nombre que le pusieron a sus agonizantes hermanos menores llamándolos “animales”. Por segunda vez confió en que todo sería mejor y dejo que las cosas siguieran su rumbo, solo que esta vez decidió de nuevo meterse en el ADN de algunos hombres. Estos nuevos hombres se llamarían “Sabios e iluminados” y ellos se encargarían de arreglar muchas cosas de este mundo.

    El mundo que ella había creado, el cual sus habitantes habían llamado Tierra, seguía avanzando rápidamente. Los siglos pasaban y pasaban y llego un momento en que todo fue oscuro. Una extraña religión se apoderaba del mundo y había encerrado todo el conocimiento de este. La madre eterna miraba con malos ojos a esta religión, junto con ese Ser creado por ellos mismos, al cual llamaban Dios. En general nunca le habían gustado las religiones que se daban en este mundo, pero este ser le llamaba más la atención. Lo habían configurado como un ser masculino, perfecto y absolutamente castigador. Esto era muy contrario a lo que era ella y sabia que era un peligro que esto siguiera así. Por tercera vez decidió alterar el funcionamiento de las cosas y creo una serie de hechos, los cuales algunos fueron muy sangrientos dentro de su propio gusto, para acabar con esto. En sí su plan dio resultado,  aquella época oscura acabo, pero no así la adoración a este ser. Haciendo caso omiso, Riri siguió observando el mundo desde lo más alto del universo.

    El conocimiento se expandió como la lepra sobre el mundo. Se desarrollaron las tecnologías y parecía que todo iría mejorando. Nuevos personajes aparecían en ese mundo con sus conocimientos y nuevas formas de ver la vida, para hacer este mundo mejor. Aunque otros personajes aparecían solo para arruinarlo todo. Muy pronto el hombre pudo salir de su planeta y comenzó a descubrir el universo que lo rodeaba. Empezó a examinarlo y a descubrir poco a poco como se había formado.

    La madre eterna Riri no miraba con buenos ojos este nuevo mundo. Sus tecnologías hacían que todo fuera mas fácil y rápido, pero también hacia que todos ellos se alejaran del conocimiento que ella esperaba pudieran alcanzar. Horrorizada veía la matanza de animales, de niños, las sucias prácticas que tenían algunas personas y el poco pudor que tenían para demostrarlo.

    Triste la madre eterna bajo desde lo alto para estar más cerca de la tierra. Aquellos seres cada vez se creían superiores, se burlaban de ella, hacían que su preciosa creación fuera obscena y cada vez menos valorada. Todo esto la había afectado hace mucho tiempo y sabía que su tiempo no sería mucho.

    “Esto no da para mas. El motivo por el cual los hice, fue para que pudieran encontrar el sentido de una vida buena, el de vivir en armonía con lo que los rodea, de ser libres y poder descubrir que lo único importante es poder avanzar como los seres pensantes que son…” Tomando en cuenta que no había nada más que hacer Riri, deshaciéndose poco a poco, tomo su collar de perlas y desde lo alto del universo lo lanzo contra todo el universo. La destrucción fue inminente y todo volvió a ser el mismo caos de antes. Mas tarde un montón de energía se arremolinaba en el universo y la madre eterna Riri abría los ojos otra vez.




Ilustración hecha, SOLO para esta historia por la fabulosa Arantxa ;)

Dedicado a Sberjaram y a su fascinación por los elementos junto a las leyes de la naturaleza y la vida ;P
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Nunca más "El Epitafio de SGR"


    "Esto va a tu memoria, espero que algún día puedes regresar..."

    Muchos dicen que la memoria es frágil. Creo que hasta en cierto punto, no es más que solo una justificación para la falta de compromiso con algunos recuerdos. Para mi todo vale la pena y creo que no podría seguir sin la marca de lo que ha acontecido.

    Fue exactamente una mañana lluviosa cuando abrí mis ojos por primera vez. El mundo se encontraba a mis pies, aunque yo no supiera de ello hasta en un buen tiempo más. El clima incitaba pesadillas e invitaba a la tragedia, mas eso no fue impedimento para el avance de lo que mas tarde todos sabrían. En el transcurso de esa mañana conocí muchas cosas nuevas, todo llevado bajo la perspectiva de inocencia que ha de suponerse tener en la tempranía de lo que llamamos caminar diario.

Aquella mañana pasó muy rápido, mas rápido de lo que yo mismo había creído. Entre vapores y olores de estupor me cuesta recordar más acerca de aquellos momentos. La brisa, el sol y la lluvia tienden a encerrar misterios y creo que eso causa que mi memoria se bloque.

    Pasando el mediodía note ciertas cosas que antes no había podido notar. Mi casa era grande y espaciosa, llenas de dormitorios en donde vivía cada persona de mi familia. Caminando entre medio de todo, pude notar que en el último cuarto vivía un monstruo. A veces el monstruo no estaba y llegaba mas tarde, por lo que yo aterrado solía esconderme debajo de mis protectoras sabanas. Sin embargo, el monstruo comenzó a aparecer de día, lo que me daba mucho miedo. Nadie notaba su presencia o quizás simplemente la ignoraban. Sea cual sea el caso, aquel monstruo se quedo ahí por mucho tiempo.

    Comencé a demostrar miedo aquel mediodía. Ni mis amigos lo notaban pero llegaba el momento en que no quería estar en mi casa. Siempre que llegaba, buscaba a mis dos protectores. Ellos me cubrían en sus brazos y me prometían que jamás me pasaría nada. Antes de que llegara la tarde, el mediodía me había enseñado muchas cosas. Me enseño desde reconocer el miedo hasta tener que sacarme a la fuerza la ropa, sin el motivo de cambiármela o tomar un baño.

    La tarde comenzó con una advertencia de tragedia; Uno de mis protectores se fue. La tarde se volvió melancólica y fúnebre. Fantasmas que me perseguían desde el mediodía, continuaban acechándome en la tarde, mientras el recuerdo de aquel protector rondaba por los laberintos del más recóndito recuerdo. El monstruo de la última habitación seguía rondando aunque comencé a notar que cada vez sus pasos eran más débiles…

    Sin duda, la tarde ha sido la más llena de emociones. Conocí amigos de verdad y el mundo se comenzó a abrir hacía mí. Camine por muchas partes y conocí los significados de lo que no entendía en la mañana ni el mediodía. Casi llegando al crepúsculo vi un ángel. Aquel ángel rondaba por las calles mirando con su dulce semblante. Me sentí atraído y comencé a correr para poder alcanzarlo. Raudo corría y cuando mi mano alcanzo a tocar uno de sus cabellos, la noche apareció.

    La oscuridad se abalanzo sobre todo y quede sumido en ella. Me sentí solo y perdido en aquella  negrura y busque mi camino a casa. Al llegar noté que no era más que solo un antiguo reflejo de lo que era antes. Al entrar note que mi último protector se había ido y el monstruo que rondaba había perecido. Me senté en el piso y comencé a llorar. Nunca me había sentido tan solo. ¿Dónde estaban las personas que había conocido y querido? ¿Por qué era todo así ahora?

    Me dirigí hacia mi alcoba. Me recosté en mi cama y comencé a sentirme más solo que nunca. “¿Por qué la oscuridad? ¿Por qué esto termina así?” pensé y así mismo llegué a la respuesta. “Al final es lo que a todos nos espera, en algún momento todo acabará y solo quedará la oscuridad que lo rodea todo”.

    Comencé a sentirme aprisionado  en mi cama. Intente moverme mas no pude hacerlo. Por alguna extraña razón sentí  que el oxigeno faltaba en mi alcoba. No sentía miedo ni tampoco sentía dolor. Era algo agradable hasta en cierto punto, por lo que decidí poner mi mente en blanco. Quizás así todo acabaría y ya no sentiría nada más.

    “En nombre del padre, el hijo y el espíritu santo…”. Abrí los ojos sorprendido, preguntándome que significaba a aquello. Me concentre y comencé a escuchar mas sonidos. Podía escuchar personas llorando, y también a alguien dando una especia de sermón. “¿Qué significa esto?” pensé cuando de repente la respuesta cayo encima de mí. Pude sentir como caía la tierra en lo que parecía ser madera. 

    Tomando en cuenta que era lo que estaba ocurriendo, tan solo cerré los ojos y me deje llevar por los sublimes sonidos que encierran los misterios que conlleva la muerte. Tal vez algún día, pensé, volveré y descubra lo que no pude sentir. Mientras tanto, tan solo puedo decir: Nunca más.  



Ilustración hecha SOLO para esta historia, por la fabulosa Arantxa ;)


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Las Horas de la Tristeza (are all the we share)

    
    Creo firmemente que llega un momento en la vida en que hay que cerrar ciclos. Quizás lo desconocido o la falta de madurez para enfrentar ciertas cosas hacen que queden asuntos pendientes o simplemente permanezca el sentimiento que gatillo lo fatal. Sea cual sea el caso, nunca es tarde para hacer las cosas bien.

     Podrán tomar que estoy mal de la cabeza pretendiendo hacer otra entrada acerca del amor, lo cual no me parecería raro. Mi primer artículo sobre este tema fue el hermoso “Pasajes Hacia la Soledad”; una narración en donde sale a relucir mi opinión acerca del amor junto a unas pequeñas muestras de mi experiencia. Mas tarde publicaría “Cosas del Corazón y otras Hierbas” el cual ha sido el mas visitado. Este ultimo consiste en un solo una exhibicionista muestra de mi lamentación acerca de mi soledad. Finalizando viene este, el cual, será el último acerca de amor, hasta en un buen tiempo más…

     ¿Quién no ha tenido un amor imposible y no correspondido? Creo que todos hemos vivido esa experiencia. Para los sínicos que no sepan lo que es, paso a relatarles que el amor correspondido es una de las formas mas mariconas de enamoramiento que existen en este planeta. Es sumamente sencillo: Te enamoras de una persona la cual te rechaza o simplemente de alguien que sabes no podrá enamorarse de ti.

     ¿Qué puede causar esto? Son variadas las reacciones acerca de esto. Muchas veces dependerá de la madurez y estado de la persona. Sentimientos de infelicidad, celos, odio, euforia, tristeza, son algunos de los que puede sentir la persona que le toco vivir esto.

    ¿Por qué estoy hablando todo esto? Porque alguna vez viví lo que les hablo arriba. También pase por eso y sentía que mi mundo no podría ser mejor y que nada tenia sentido. Obviamente tuvieron que pasar muchas cosas y tiempo para poder sanar esto, pero creo que al final fue lo mejor.

    Creo que hay que entender algo en esto. En la vida no hay coincidencias ni cosas al azar. Todo lo que vivimos, sea bueno o malo, tiene que pasar por alguna razón. Muchas veces nos lamentamos las cosas que nos ocurren, pero no pensamos ¿en que repercutirá esto? La mayoría de las veces cuando creemos que todo es malo, no sabemos que tiene que ser así para salvarnos de algo peor en el futuro.

     Es cierto, es difícil poder superar esto, pero nunca deben olvidar el cariño de sus amigos y familiares. Son uno de los pilares mas grandes en momentos como estos. Recuerden que para poder encontrar el amor verdadero, deben primero estar en armonía con ustedes mismos ;)

     Para finalizar tengo dos mensajes. Este artículo habla de mi experiencia, si lees esto y estás pasando por algo parecido, espero de todo corazón que te pueda ayudar en algo. Por último, me resta decir que con lo expuesto anteriormente, las horas de la tristeza se han acabado… por el momento.

     
     Eso es todo por ahora y siempre ;)